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Recomendación para estos días de guardar

Con estas inmortales palabras Ramón Gómez de la Serna pone toda la metafísica al alcance de nuestras manos: «Mi mano ha conocido para no olvidarlo nunca el cercioro de la vida. No tendré más que pensar en eso los malos días de la vida, para sentirme afortunado y como si hubiese contenido en las manos el agua densa, dulce y diáfana a la par que dura»

En otra parte, con el vuelo místico de una indagación cuasiteológica, se pregunta, angustiado: «¿Se podrá conseguir algo más grande en la vida que creer siempre, durante mucho tiempo, que se toca lo inaudito, lo inesperado, lo imposible?»

Esto lo dice Ramón Gómez de la Serna para referirse a los senos femeninos —aunque desconozco senos que no sean femeninos, lo escribo así a modo de prevención contra los más recientes avances en materia de cirugía transexual. Dudo que haya un pensador a la altura de este literato de siete suelas, trasnochador bohemio y voluptuoso despilfarrador de palabras. Su apoteosis de los senos femeninos debe ser leída por todo buen buscador de respuestas. Senos es el breve y rotundo título de esta obra cumbre del pensamiento en lengua española, para regocijo y ventura de nosotros los lenguados en el idioma de Cervantes.

Aunque debo confesar que los senos femeninos sin duda acaparan mi atención en cualquier circunstancia consciente y aun a veces inconsciente de mi vida, no son en absoluto el más exigible encanto que solicito en una hembra. Esto no impide que pueda ceder con benevolencia a cualquier defensor de ellos. Cualquier opinión sincera y basada en una mínima experiencia en la materia puesta a discusión, es bienvenida, mis hermanos.

Al sur de la Cd. de México
Jonathan

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