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Deberías saber

Deberías saber Deberías saber
con qué amargura me lavé tu perfume:
un jabón de hotel bastó para devolverme
el aséptico olor a hombre sin historias sobre la piel.
LLovía a lo largo de todo Madero.
También el terco olor a lluvia lo perdí esa mañana.
El grifo oxidado y el agua fría,
los besos cepillados con dentífrico
y el primer periódico de la mañana
anunciándote que yo, a estas alturas,
ya era un intruso.
Hermana que venías tan de otra vida:
yo te ofrecí un oscuro diván de cantina,
mi mejor abrazo contra el tumulto de la gente
y la única lluvia para esta primavera.
Te marchaste sin saber
que la vida esa mañana debió llamarse
café en La Pagona, cine solo, calle iluminada.

Hoy es domingo y todo está vacío.
A unas cuadras de aquí hay un árbol de bugambilia
que me recuerda tu amor por el púrpura
y al doblar la esquina rumbo a casa
como un dromedario lastimado
cargo mi joroba lenta
y comprendo tu partida
y comprendo mi derrota.

Al Sur de la Cuidad de México,
Jonathan L. L.

5 comentarios

Ricardo Jasso Moedano -

Quisiera estar inspirado para responderte, sin embargo mi mente, obstruída por el tedio de vivir una mentira a diario, me lo impide. Sólo te digo que esa imagen del "hombre sin historias" me fascinó. Y podría divagar sobre ella, pues me han reducido a instantes, me han destrozado ilusiones, me han quitado un espacio en el tablero de sus vidas, pero jamás me arrebatarán los recuerdos. Felicidades John.

Me despido porque ya llegó el idiota que "supervisa" mis labores aquí.

Alejandra -

Casi lindo tu poema, falté yo. ¿Un beso? Bueno... un beso, señor.

Bel -

Buena idea esto de la weblog. Por lo menos podemos leerte. Muy disfrutable, Jonás. Un beso.

L.B. -

Desde mi "happy planet", un beso con sabor a lluvia ácida.

Xóchitl Partida -

Ya puedo hablar contigo o sigue el castigo?