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CIUDAD Y PRÓDIGO

Como un intento y principio de fiebre, le toca insoportablemente la sombra a uno, le espera, le desespera, allí cuando la noche del puerto negro, sin savia que emborrache, ni milonga que por fin sacie; aquí, cuando en el nombre de hoy, y desde tanto y por tanto raspa, no por fin, sino como nunca el tango; en el nombre de esta noche en que la falda de Buenos Aires es un gesto apretado, sus pantorrillas, a tacones, un suspiro sofocado, y este otario, silenciado, canta a garganta con arena, con esta voz que tiene la vergüenza que Malena no cantó.
En el nombre de esta noche, y la ciudad y el pródigo, de tres y nueve cigarrillos, de seis y doce calles, de la marcha y el obrero, del arquitecto y el malevo, del poeta y su reniego, digo basta, que no calle mi alma de fantoche, sola y triste en esta noche; que cante, que a mi y a Buenos Aires, nos falta siempre el aire, al fingir que nos importan la verdad y sus ciudades, más que esta pequeña ficción y delincuencia, cuyo nombre es reinvención y consecuencia.

Pablo Uc
Buenos Aires

1 comentario

Jennifer -

¡Alabado!