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CUESTA ABAJO

CUESTA ABAJO Si arrastré por este mundo
la vergüenza de haber sido
y el dolor de ya no ser.
Bajo el ala del sombrero
cuantas veces, embozada,
una lágrima asomada
yo no pude contener...
Si crucé por los caminos
como un paria que el destino
se empeñó en deshacer;
si fui flojo, si fui ciego,
sólo quiero que hoy comprendan
el valor que representa
el coraje de querer.

Era, para mí, la vida entera,
como un sol de primavera,
mi esperanza y mi pasión.
Sabía que en el mundo no cabía
toda la humilde alegría
de mi pobre corazón.
Ahora, cuesta abajo en mi rodada,
las ilusiones pasadas
yo no las puedo arrancar.
Sueño con el pasado que añoro,
el tiempo viejo que lloro
y que nunca volverá.

Por seguir tras de su huella
yo bebí incansablemente
en mi copa de dolor,
pero nadie comprendía
que, si todo yo lo daba
en cada vuelta dejaba
pedazos de corazón.
Ahora, triste, en la pendiente,
solitario y ya vencido
yo me quiero confesar:
si aquella boca mentía
el amor que me ofrecía,
por aquellos ojos brujos
yo habría dado siempre más.

A setenta años de la muerte física de Don Carlos Gardel y Alfredo Le Pera, un tango que sobrevivió al avionzazo en Colombia, de aquel junio de 1935.

2 comentarios

Es de Discépolo, lo sé. El día en que me quieran, pondré un título de Lepera. -

Verás que nada es amor/ que al mundo nada le importa/ yira, yira -

Ah, Morochito del Abasto
por tu culpa no me batí en duelo ni anduve desaliñado
o amé, cuando era más viejo una pebeta o miré nostálgico mi porvenir en un puerto
ni colgué mi sombrero en la perchera de una luna llena pero por tu culpa ahora recuerdo eso, todo eso.

Veinticuatro de junio, es verdad.

Un a-argentino.