Por tercera vez abro Mientras agonizo, por tercera vez lo cierro. No hay lugar a dudas: tratar de leer a Faulkner, máxime en inglés, es una tarea no apta para el tren urbano, mucho menos con esta pelirroja que me muestra sus pechos, sus ojos huidizos y sus nalgas prominentes mientras se levanta y se dirige a la puerta de salida.
Citadino Renegado, sin renegar y un poco contento.
Citadino Renegado, sin renegar y un poco contento.
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