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Postal fugaz de Londres

Qué miras, qué esperas. A quién quieres atrapar. De todas las maravillas que te rodean, cuál te llevas. O mejor: qué te llevas y dónde lo guardas. Para quién es este momento. Para tu vejez? Lo guardarás como un viejo triunfo de tu juventud aunque todo se disuelva como azúcar en un vaso de agua? Lanzas la mirada como un anzuelo para atrapar una gigantesca mantarraya de piedra, cristal y aire. El agua que se hincha a los costados de la embarcación. El cielo intocable e imposible de llenar como tu azoro.Un maravillarse inmenso, en paz, bajo el conocimiento de la fugacidad que por todos lados te rodea, te abruma, te celebra: dulce inmersión en una miel que no existe pero ahí está.

Y entonces echas a andar, dispuesto a perderlo todo.

"Matas cosas para poder mirarlas", dijo alguien.

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