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pongamosquehablo

05/08/2005
Anónimo
Seis, siete, tal vez ocho años de edad me separan de mis dos amigos que me acompañan en este jugueteo veloz con la muerte; quizá un instante para los espíritus siempre jóvenes e inmortales; quizá una eternidad para el espíritu senil que a veces cree haberlo visto todo.
Zaratustra, Zaratustra, intento en este momento supremo recordar tus palabras y evocar tus oídos siempre atentos a los corazones que aman al hombre. Aún sonrío, aún sueño, aún persevero, pero esta vejez prematura y esta melancolía perenne amenazan con lanzarme de cabeza desde el vehículo en movimiento.

2 comentarios

Cambero -

No confundas, Vik, los celos y la sangre fría. Debes de dolerte, sé, en lo más profundo de tu ser por culpa de mi deshonra. Las amistades son polígamas, Vik, date cuenta. La fidelidad, en la luna y Marte, es y seguirá siendo una abstracción, una defensa de la especie para su supervivencia. Ahora, tus palabras me parecen fruto de la fría razón, cuando en estas situaciones todo debe ser tomado con calma, natural, con calidez.

Vik -

Cambero, antaño bienaventurado, no había tenido oportunidad de reincorporar el texto de Anónimo a la página, víctima, como todos saben, de tus imprudencias. Entiendo que el retorno de Erik te tenga un poco distraído, pero eso no es pretexto para caer en las mismas joterías que antes criticabas entre el susodicho y Jonathan, digo esto por las visitas en pareja al Molachos, las veladas románticas escuchando jazz, entre otras cosas que desconozco y prefiero no saber para no perder la poca fe en la humanidad que me resta.