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Apoteosis del lado inuasual de una servilleta

Para los que no tienen una lap ni cargan con la pluma y el cuaderno a todas horas como un viejo cazador siempre asechando a la presa, dispuesto a hincarle su jugoso y afilado diente en cualquier descuido, en una permuta adonde el hombre cruza el puente de lo humano y se halla cara a cara con la bestia (el arte es una cacería bajo otras reglas y con participantes distintos). Para los que no publican libros ni son conocidos en la cafetería del FCE ni educan a su lector con dos o tres artículos totalmente incomprensibles al año para no perder respetabilidad. Para los que llenan el cenicero de colillas sin ser poetas. Para los que no pueden conversar con los pájaros y las fuentes no les cantan y los ángeles no los llaman y sin embargo se mueven... para ellos está pensada la servilleta y la pluma del mesero, y allí, en la cuadrada ala de una servilleta que no vuela, se expande la inconmensurable verdad de un mundo cuyo registro se pierde día a día, pues ninguna servilleta sobrevive después de tres días en el bolsillo de quien prepara con esas anotaciones previas una gran obra bajo nuevos criterios estéticos, y que antes se detiene, no sin alevoso y premeditado regocijo, a comenzar la revolución de la poesía desde una falible servilleta Pétalo, ante la mirada encimosa y brutal de un mesero harto de proveer al pobre diablo en aquel rincón de una pluma cada tarde y más servilletas a cambio de una propiana miserable y tacaña.
Para los que ante el ciclón de letras y tachones buscan alargar la esquina de una servilleta sobre una sucia mesa de café y bajo un cruel crepúsculo con un sol de farolito chino mandan rabiosamente a chingar a su madre al mundo, para ellos el consuelo de las servilletas en los cafés de la ciudad.

Jonathan

2 comentarios

Apoteosis del procesador de textos usual de una laptop -

Hace la deliberadamente sobreesdrújula palabra irreconocible, pero aún así hay margen, estilo, tamaño, you know. Díficil es reconocer que el lado inusual de la servilleta dará inmortalidad, a menos que un sensible ciudadano y curioso lector hurgue en los bolsillos de los pantalones que usaste en tus tiempos mozos y adúlteros. Ahora, abres la ventana - de seguro ya tienes tu contraseña para hacer trabajar el silicio y la felicidad que te proprcionará, etc. Entonces sufrirás un gran desengaño, pues las servilletas son de anónimos, los grandes creadores de literatura. Adelante, turn on your computer, that genious is waiting for. Ah, y las servilletas mejor déjalas para el moco tendido, señor apologista que se tomará la costumbre de pedir al maestro, al mesero, un contacto monofásico antes que una humilde pluma.

Lector de servilletas... -

Si hay quienes no cargan ni con una lap ni la pluma ni el cuaderno a todas horas, y en servilletas y sanitario papel narran las grandes obras desdichadas de la fama, ocultas a la vanidad y el arrojo inevitable del olvido para la gloria tardía, habría que comentar que los hay también quienes no cargan ni libro de poesía, ni novela, ni diario, ni revista interesante, y sólo les engancha la afición de mirarle el grandioso orto a la moza y ponerse a leer las servilletas de los bares, cafés y boliches bolichones a dónde acuden los vagos escritos, manchados por la mala suerte de su fama inevitable entre los lectores coincidentes con el ocio y poseedores del talentoso gusto de curiosear en el papel antes de sonarse la nariz... GRACIAS ESCRITORES DE SERVILLETAS, motivo de cultura y consuelo ante el abandono al que mimi, francia, carmelita y romina me han arrojado...