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Rutina y nota

Cada vez sofoca más la primavera, y la humedad con sus cortas faldas, tiene el costo de hacerte reventar la cabeza, y volverte cada vez más vulgar y pelado que exótico y extranjero. El río es ese mito de figura que me achicharró las historias de Rosario. En todo caso cuando aparece ese precioso momento de caprichoso ocio, me tiro frente a la puerta del hostel, a tomar mates, con Kevin Johansen haciendo de aguante atrás, a hacerles borucas a las pantorrillas, cinturitas y hombros que se pasean bien bronceados por las aceras. Para eso un huésped de origen germano tambalea la cabeza haciendo no, y me juzga de desaprovechar mi vida y mi futuro a lo latinoamericano. Yo le conté un día que me felicitó por desvelarme leyendo chismes de periódicos sobre Menem y la esposa de Kirchner, que mi proyecto de vida era enamorarme esa noche de una huésped que fuese morocha, que hablara poco y le gustara el danzón, tomar un barco carguero hacia la Habana, y meses antes, llegar a México, a la ruta del pulque, y a una cantina de nombre Molachos a beber con unos cabrones que le hacían a la ficción, a la dramaturgia, a la poesía urbana y a las provocaciones vulgares y elegantes, pero en lo fundamental a alcoholizarse con clase, y volvió a tambalear la cabeza juzgándome de mexicano y después de joven irresponsable... después abrí una cerveza negra, una africana de 2.50, que te pega más fuerte que la rubia y le da más estilo al asunto ese de ponerte pedo.
Mi cambio de hostelero nocturno por una cama, un escritorio, un café con leche y dos facturas diarias, cumple hoy cinco meses. A veces condiciono un par de toallas o un jabón por una cita en la cocina. Me vuelvo un estratega de la ciudad que aguarda afuera y me limito a recomendar bares y pubs nocturnos desde adentro. Controlarles la música a los mochileros no es mi trabajo pero, a veces el jazz se queda a huevo, los mariachis, Eugenia León, Chavela Vargas. Mi record de contar las causas por las que soy mexicano, por las que vine a la Argentina, por las que elegí Rosario y no Buenos Aires, qué estudio, y si me gusta este país, es tan largo que ya no sé que tan verdad y que tan mentita son.
Comencé a trabajar hace más de dos meses en un proyecto para la Nación. Ahora resulta que hago encuestas de trabajo social y Kirchner es mi jefe indirecto. Así que recorro los barrios más orilleros de Rosario pidiendo DNIs, aguantando los pinches perros y anote y anote datos que se sumarán a la estadística del nacional y popular Estado Asistencialista Argentino,como el mate y los alfajores.
Luego viene la facultad que me trae asado este cuatrimestre. Política Internacional Argentina, Análisis del Sist. Internacional, y Proyecto Pol. Arg. y Latinoamericano... y ándele cabrón, que me ensartan con el peronismo de entrada y el el mito gaucho de salida.
Y sigue la primavera cruzada por lluvias espontáneas, y fríos de tres o cuatro horas, con puro rastro de mujer, con diciembre en el bolsillo y a tres meses exactos de llegar a la ciudad de México.

Uc

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