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Ucronías posibles

¿Qué hubiera sido de la grandeza de Roma si se hubiera resignado a ser un pueblo más del Lacio? ¿Dónde quedaría inscrito uno de los más claros ejemplos de la brutalidad humana entre semejantes? ¿Quién habría dejado testimonios de conquistas inolvidables, ejércitos invencibles, gritos de guerra, destrucción, fuego y todo lo que convirtió a Roma en una sociedad esclavista y en un imperio? Dónde quedaría esa admiración infantil cuando se dice con uno o dos datos históricos en la mano que el Imperio Romano esto y lo de más allá mientras se infla el pecho, Cayo Julio César, las guerras púnicas, Cartago y Jesucristo Superestrella como imagen mental con la ramita de olivo en una cabeza con cairelitos que viene a la mente del interlocutor. Es lo mismo que futuras generaciones harán cuando digan el Imperio Gringo y se les venga a la mente un güerito detrás de sus lentes oscuros frente a su swiming pool y un Lazi fiel lamiéndole los pies, y miles de pueblos en la hambruna, la pobreza y la explotación.
¿Qué hubiera sido de Napoleón si decide dedicarse al hogar y ayudar a su mujer a remendar calcetines y preparar el carbón para el asado? ¿Qué habría pasado si decide aceptar el consejo epicúreo de que si lo que quería era descansar una vez que hubiera conquistado el mundo, mejor se ahorrara ese trabajo y se tirara en el huequito de un árbol a comer fruta y pelar nueces, pues es fatigoso tener grandes ambiciones para encontrar la tranquilidad cuando la tranquilidad es no tener ambición alguna? ¿Por qué haber terminado en el exilio en una isla solitaria pensando en grandeza, honor y respeto perdidos frente a la injuria de la derrota marcada como un puño invisible en la mirada, pero visible en cualquier objeto, a todas horas y en cualquier rincón de la casa, cuando pudo haber terminado en una café de viejos con los antiguos amigos del colegio o el trabajo, pensando en aquella hembra espléndida cuyo aroma dulce y perfumado en los dedos fue lo único que quedó de ella y a la cual siguió buscando en todas las tardes que vinieron después y de vez en cuando la encontró en los sonetos de Dante o el primer trago de vino caliente en un invierno frío y alejado, en medio de una tertulia con viejos que le palmean la espalda y le dicen amigo antes de despedirse?
La grandeza y la fama van aparejadas con el dolor, el sufrimiento ajeno, la desilusión y la cobardía malentendida porque cobarde no es el que no lucha por obtener reconocimientos, títulos y aprobación de los demás, sino aquel que busca esto con todo su empeño y no tiene la valentía de renunciar a la fastuosidad engañosa de la sociedad y sus deleites efímeros, y reclama como un niño mimado y desagradecido privilegios que lo destaquen por sobre los demás sin importar la tranquilidad y felicidad propia y ajena. La ilusión de tener un imperio y conquistar y extender sus límites hasta lo inimaginable, es una idea inhumana que sólo bárbaros y megalómanos intentan. Las consecuencias, hemos visto, son la esclavitud y el destierro. Mejor es tener un rayo de sol y poder compartirlo que mil mujeres y no ser amado por ninguna.

Jonathan L.L.

Dicho en un messenger

no mames ah qué sabroso, imagina cuánto cabrón como nosotros está en una habitación frente a una pantalla en la madrugada, solo muy solito equivocándose en la elección de su vida como millones de generaciones y destinado al olvido pensando sí pero poquito en la muerte o la felicidad o qué sé yo en nada y nomás dejándose llevar como de un hilito invisible flotando en el un espacio con mucha luz mucha luz en un universo en tinieblas

Disquisiciones de un homo gramaticus

La premisa general nace de este verso: en mi cerebro hay una gramática dolorosa. Me pregunto: ¿por qué gramática y no sintaxis? ¿Y por qué nada más en el cerebro? Acaso uno también podría decir: he llevado una vida sintácticamente fuera de lugar. Una pareja gay asegura a su vez que confunde género pero no número y esto le causa problemas con los gramáticos ortodoxos. Algo más grave, por ejemplo, sería tener problemas de concordancia y subordinación en las relaciones amorosas (caso típico). O incluso vivir en una fonética con acento extranjero dentro de tu propio país. O estar ortográficamente contento pero semánticamente en el hoyo.
También podríamos decir: todo es culpa de una conjunción copulativa precipitada; o sea, voy a ser papá. O estirando un poco la imaginación, acuñar un piropo políglota: preso de santa lujuria, frente a tus pechos desnudos hablo en lenguas.
Se me ocurre algo más: ¿por qué no seducir a una dama vía este nuevo sistema de metáforas? Decir: mira niña, tienes una morfosintaxis interesante y muy rica, de escritora madura en plena fecundidad creadora. Expresiva principalmente con las vocales fuertes como la O mayúscula. La U cursiva también es una vocal que te favorece, sobre todo de media cuartilla para abajo. Un examen ortográfico de tus caderas me permitiría corroborar esta tesis: confundes el acento prosódico con el diacrítico. Habría que ver qué tan bien acentúas. En redacción y composición no veo mayores problemas: hay unidad y coherencia en todas las partes. Aunque siempre sería bueno hacer una revisión de anfibologías y comprobar la eficacia de tus adjetivos. Hay mujeres que jamás aprovecharon ciertos adjetivos porque no tuvieron un buen maestro que les ayudara a emplearlos frente a la sábana en blanco (toda hembra, digo, es una oración con predicado no verbal: allí está la acción, sólo hay que encontrársela). Los adjetivos allí están, sólo hay que saber utilizarlos. De esta manera evitamos que el texto se caiga y más bien suba, conduciéndonos al cielo, pues todo lo pensado por El Gran Gramático ha sido con la mejor intención. Finalmente tendríamos que comprobar si las a-posiciones que utilizas al momento de redactar son realmente eficientes o si podemos inventar algunas nuevas que sirvan mejor a la claridad y propósito del cuerpo general del texto. Si lo tuyo son las adversativas y el paréntesis, podemos ensayar en una hoja en limpio las reglas primarias del amor, la locura y la gramática. El propósito es que aprendas a redactar aunque no comprendas la función y la forma, el paradigma y el sintagma, pues no hay mejor literatura que la que se escribe con el cuerpo.

Jonathan


...Es un modo que tengo de echar fuera la melancolía y arreglar la circulación. Cada vez que me sorprendo poniendo una boca triste; cada vez que en mi alma hay un noviembre húmedo y lloviznoso; cada vez que me encuentro parándome sin querer ante las tiendas de ataúdes; y , especialmente , cada vez que la hipocondría me domina de tal modo que hace falta un recio principio moral para impedirme salir a la calle con toda deliberación a derribar metódicamente el sombrero a los transeúntes , entonces, entiendo que es más que hora de hacerme a la mar tan pronto como pueda. Es mi sustitutivo de la bala y la pistola. Con floreo filosófico , Catón se arroja sobre su espada; yo calladamente , me meto en el barco. No hay nada sorprendente en esto: Aunque no lo sepan, casi todos los hombres , en una u otra ocasión, abrigan sentimientos muy parecidos a los míos respecto al océano...

Moby Dick

Ella sabe como ver el mar en esta ciudad des-playada,
Muerde el anzuelo de la rutina consabiendo la receta del veneno.
Tiene dos ojos de agua para nuestros desiertos,
Y cuando su voz la abandona, por el frío del tiempo,
nuestros humos de palabra antigua la salvan del olvido.

Da melodías al sordo,
y provee de cicuta al que las piernas le arrancaron en batalla.
Su seno se muestra al ciego,
y vuelve hombre al niño que desconocía los rostros del deseo.


Tiene el nombre del agua y la piedra,
pierde el nombre la rabia en su pelo.


Lloverá tu rostro sobre esta noche de piernas estrelladas,
de heladas manos que no palpan las orillas de tus ausencias.

Muchacha,
que una parvada hace tu risa y mil cangrejos beben tus poros,
nunca existas,
nunca mueras.

Forever and a night too, hermano.

Como decir, naturalmente, que las visiones superiores sobre la Historia, la civilización o la poesía son pedantería de academia en una realidad multicausal como la nuestra. Como decir, naturalmente, que hay argumentos como procesiones de iglesia: vuelven interminablemente a su punto de partida (lo que demuestra una naturaleza humana pobre, a no ser que se “haga existir lo que no existe”. Un caso por mil logra verdaderamente este portento. Dudo que falten dedos de la mano para contar las cosas que no son reinvención, repetición o plagio, en la historia humana, del pleistoceno para acá). Como asegurar, naturalmente, que una constelación de células neuronales, con infinitas conexiones más allá de lo enumerable, habrán de ser disecadas minuciosamente, una a una, (y junto a ellas el fruto granado de tus mejores lecturas) en un lapso no mayor a siete días, tres metros bajo tierra. Tan natural como asegurar que los míos son acostones intelectuales y las suyas, hermano, ascensiones místicas por vía purgativa y que suyo es el pétalo de la Rosa de los justos y míos tres pesos de menudencias en la historia de la filosofía porque predico, a juicio suyo, fútiles teorías sobre la materia. Tan natural como excluir de su realidad superior, hermano, al 75 por ciento de la población total de Nigeria, por no saber escribir y leer, mientras usted purifica su estrella con encierros y privaciones.

Y es que el hombre, razón de sobra hay para afirmarlo, no es sólo un toolmaking animal, como lo quiso cierto despistado. (Lo contrario es lo conveniente, afirmó diáfanamente Heráclito el Oscuro) Una dialéctica de siglos no se reduce al poder mecánico del cerebro, algo de semen, un dedo pulgar, sangre y en un nivel menos abstracto, con menos imaginación, al dinero. Pero tampoco (burda, contingente, baladí materia, se estará usted repitiendo), a la sintaxis espiritual de un solo individuo.

Tan naturalmente como simplemente decirlo, pues las palabras, oficiosamente putas y proteicas, pueden favorecer a cualquier necio. O, como es su caso, al más espiritual de los poetas.

Jonathan

Así no más...

Saben señores, ahora sí que me hizo llorar el humo del cigarrillo... ando batiendo ese metarrégimen de las volutas de humo y me di cuenta... no es que sea marihuana este pinche alitas... es su esencia de tabaco vulgar y la moza, siempre la pinche moza que me pone a llorar. No soy poeta señores, pero me duele que sea corta la faldita, la pollerita negra y que haga calor. Hagan poetas, que me hago poesía. Siembren que me hago campo. Lloren que me hago lágrima. Beban que me hago sorbo. Embriáguense que me hago el último trago que no recuerden.

Uc

Hoy el mundo entero puede arrojarme tomates...

Hoy el mundo entero puede arrojarme tomates...

Hoy el mundo entero puede arrojarme tomates. Hoy no existe el abogado capaz de salvarme.
Soy el que teme al ridículo por estas líneas. El pequeño burgués que cree entender de jazz porque ha escuchado dos o tres melodías de Miles.
Soy el rebelde que pretende hacer la revolución desde una botella de cerveza. Soy siempre el que simpatiza, con rojos, zapatistas o gente de green peace. Soy el que duda, el que poco actúa, el espectador.
De sala en sala por el celuloide busco mi vida: Un rasgo de Marlon Brandon, la cicatriz de Pierre Clémenti, el desliz de Catherine Deneuve.
Hoy mi nombre no está escrito en el Talmud, en el Ramayana ni en la Biblia.
Hoy la depresión no es una solución.
Hoy Bukowski no me desesperanza ni Buñuel me provoca.
Veo a los niños jugar con las burbujas de jabón y podría besarlos, veo a las jovencitas que visten su mejor vestido y podría tocarlas, veo todo, todo mientras fumo.
Estoy al borde del llanto y de la carcajada, esperando un punto de giro en la película de la vida. Un desenlace lagrimoso en el que aparezca yo.
Espero al mar para negarle mi llanto y ojalá tropiece una tragedia conmigo para reírme sin escatimar.

Hoy el mundo entero puede arrojar tomates a este espectador...

cid

Cuando me levanté

Me levante tres veces
por la madrugada, la
primera por el trastorno
del sueño que soñé haber
soñado, la segunda fue inevitable
un rasgo de instinto de vigilia
inmerso en el inconsciente, y
la última es esta escritura en medio
de todos que son nada, circunscrito
en el laberinto desértico.

motor desvielado

Quiero escribir pero me sale miel...

El otro Jonathan

Deseo comunicar una experiencia proustiana vivida esta mañana. Pido indulgencia por la pretensión vanamente fantasiosa del siguiente enunciado, pero no miento al decir que:

Frente al plato de menudo, vi reflejado mi rostro...

Removí con pulso tembloroso un pedacito de libro, para mirar (en la claridad de un ojo de grasa), mi frente deformada. Descubrí, no obstante, toda mi niñez: el último menudo de mi infancia, la soleada tarde en que comuniqué mi primer deseo, una mujer limpiando mis ojos, un hondo llanto nacido en mi pecho, un cálido mar alimentándome por Gracia Divina. I mean: enumeré en un backward supersónico, toda mi vida.

Entonces miré mi plato, vacío.

Un Jonathan había estado suspendido en una línea temporal ajena, infinitamente alejada de la real y física, donde el otro Jonathan refinaba su menudo y un tercero, éste que habla, alineaba estos signos.

Jonathan,
el otro Jonathan
y el remake de Jonathan...

I love the minifaldas

Era una época, quiero decir que era una casa donde había vino y varios amigos a punto de decirse que ya era tiempo. Pudo ser hace poco, durante un punto en la Historia, o mucho antes, digamos, un banquete. No había tabaco ni ron, pero si la hermandad de la que en fin, estamos hechos. Y olvidaban todo lo que alrededor había, pues bastaba mirarse en el espejo que las pupilas de otros, a veces, nos hacen reconocernos tal y como somos.
Otra vez borracho, borrando lo que hube dicho; no era claro. Pero, Pablín ¿Qué carajos importa lo que una vez se dijo, de noche, lejos? ¿Qué hace uno para darse a entender, sino vino y tabaco, y siempre mujer? ¿Qué más podemos ofrecerte hoy que hace tiempo y frio? ¿Qué no, sino reír y dar por sentado que se te extraña?
Iba, en un estado medianamente ebrio, a enumerar las legendarias cofradías de hombres que nos hacen pensar que lo nuestro es, al cabo, normal. Pero eso nada tiene de cierto. Qué me importa la Generación del 27, los Contempóraneos, los que vivieron el siglo de Pericles, el Renacimiento, la Ilustración, la Post-guerra. Allá ellos con su bella historia. Nuestra es esa manera de toparnos, emborracharnos y despedirnos friamente, porque muy en el fondo tenemos la sangre caliente, tan caliente que a miles de kilometros, nos hace olvidarnos de frio.
I love the minifaldas, el invierno, la media luna y Venus junto de. Amo mi diciembre lleno de luces navideñas como el diciembre que tu sudas. Amo mi historia de Dante, Catulo, como tus historias aún no consumadas. Amo, en fin, mi amor.
Hay un cuarto menguante sofocado, eNmicado, ernlaTAdo, una felicidad que esconde la nariz por la vergüenza que le han dicho debe tener.

I love the minifaldas
Espaldas por besar, misterios por volver misteriosos, sueños prohibidos del sur que un viejo tango nos dijo existen.

Poeta:

Pablín, colma la madrugada, se está llenando de absurdo el corazón del día siguiente y nosotros cantamos a Charly, nos limpiamos los oídos con Johansen...

...a Erik le sale lo cavernoso cuando aún falta un cuarto de Antillano... Cito al instante: "Estaría bien bonito un cigarro, ¿ya no hay cigarros?... Camberín... ¿Camberín?... No, Camberín ya se durmió... ¡Poeta! Se acabó la noche"...

Rutina y nota

Cada vez sofoca más la primavera, y la humedad con sus cortas faldas, tiene el costo de hacerte reventar la cabeza, y volverte cada vez más vulgar y pelado que exótico y extranjero. El río es ese mito de figura que me achicharró las historias de Rosario. En todo caso cuando aparece ese precioso momento de caprichoso ocio, me tiro frente a la puerta del hostel, a tomar mates, con Kevin Johansen haciendo de aguante atrás, a hacerles borucas a las pantorrillas, cinturitas y hombros que se pasean bien bronceados por las aceras. Para eso un huésped de origen germano tambalea la cabeza haciendo no, y me juzga de desaprovechar mi vida y mi futuro a lo latinoamericano. Yo le conté un día que me felicitó por desvelarme leyendo chismes de periódicos sobre Menem y la esposa de Kirchner, que mi proyecto de vida era enamorarme esa noche de una huésped que fuese morocha, que hablara poco y le gustara el danzón, tomar un barco carguero hacia la Habana, y meses antes, llegar a México, a la ruta del pulque, y a una cantina de nombre Molachos a beber con unos cabrones que le hacían a la ficción, a la dramaturgia, a la poesía urbana y a las provocaciones vulgares y elegantes, pero en lo fundamental a alcoholizarse con clase, y volvió a tambalear la cabeza juzgándome de mexicano y después de joven irresponsable... después abrí una cerveza negra, una africana de 2.50, que te pega más fuerte que la rubia y le da más estilo al asunto ese de ponerte pedo.
Mi cambio de hostelero nocturno por una cama, un escritorio, un café con leche y dos facturas diarias, cumple hoy cinco meses. A veces condiciono un par de toallas o un jabón por una cita en la cocina. Me vuelvo un estratega de la ciudad que aguarda afuera y me limito a recomendar bares y pubs nocturnos desde adentro. Controlarles la música a los mochileros no es mi trabajo pero, a veces el jazz se queda a huevo, los mariachis, Eugenia León, Chavela Vargas. Mi record de contar las causas por las que soy mexicano, por las que vine a la Argentina, por las que elegí Rosario y no Buenos Aires, qué estudio, y si me gusta este país, es tan largo que ya no sé que tan verdad y que tan mentita son.
Comencé a trabajar hace más de dos meses en un proyecto para la Nación. Ahora resulta que hago encuestas de trabajo social y Kirchner es mi jefe indirecto. Así que recorro los barrios más orilleros de Rosario pidiendo DNIs, aguantando los pinches perros y anote y anote datos que se sumarán a la estadística del nacional y popular Estado Asistencialista Argentino,como el mate y los alfajores.
Luego viene la facultad que me trae asado este cuatrimestre. Política Internacional Argentina, Análisis del Sist. Internacional, y Proyecto Pol. Arg. y Latinoamericano... y ándele cabrón, que me ensartan con el peronismo de entrada y el el mito gaucho de salida.
Y sigue la primavera cruzada por lluvias espontáneas, y fríos de tres o cuatro horas, con puro rastro de mujer, con diciembre en el bolsillo y a tres meses exactos de llegar a la ciudad de México.

Uc


¿Nunca has tenido la sensación de ver la vida pasar sin estar tú en ella?
Como si la vida fuera un autobús que no te da la parada, que se sigue de largo y en él va toda la gente que te rodea.

Joyceana

No hay un orden creativo en su vida. A ver, ¿puede inventar una novela partiendo de la siguiente palabra: MCondo? No, ¿verdad? ¡Entonces qué chingados espera para colgar la pluma! Esto no es Million Dolar Baby, ni usted es Clint Eastwood o lo que es lo mismo, apague este aparato del demonio y vaya a restregarse los bolsillos de la chamarra a la explanada de la FIL. Sobrará quién lo saque de su huevo de cristal. No hace ni lo uno ni lo otro, es usted un outsider con tufos opusdeístas, está usted empachado de criterio, moroso decentito, Alfred preocupado por la ceniza caída. Advenedizo hijo de puta, le pregunto: ¿Ya estudió para su examen de gramática anglosajona? ¿Preparó ya el test para sus alumnos? Recuerde: signos de puntuación, grafías que señalan pausas e inflexiones que hacemos al hablar. ¿Lo repitió usted los suficiente como para que sus alumnos tengan clara idea de lo que se les pregunta? Tampoco. Coquetearle a Selene la secretaria, sin convicción, acariciándole la mano cuando se despide o mirarla de espaldas escribir frente a la computadora es una actitud huraña, infructuosa, poco creativa y apela a su más bajo instinto de lo artístico. Usted que ya leyó unos cuantos buenos consejos sobre el arte y la literatura, perezoso, últimamente cambia el ejercicio de escribir y pensar por el de trabajar y quejarse del tiempo. Comencemos por poner una bomba, digamos, ¿quetal si mañana renuncia a su trabajo y quema unos cuantos libros para darse calor, ahora que el invierno ha salido a las calles?

En defensa de la contradicción

Rompo el silencio para escribir esta mierda personal:

Ayer dejé medio corazón prendido de una botella de vino blanco,
Olvidé mi lirismo en las esquinas de mi confesión mientras él gritaba a Chabela y Sabina,
Ella con una sonrisa maliciosa remendó la herida que me había procurado,
Me curé de ella, me enfermé de otras...
Con aliento fermentado, contradicciones sin edad, escribo para no olvidar.
La noche fue violentada por el sol y me devolvió una jornada de 6 horas, sudor en las manos, besos sin sal y mis habituales ganas de explotar.

P.D. Toda mi vida ha estado llena de contradicc...

el cidillo tal


(o tal vez el cid ombudsman, por aquello de que ando defendiendo cualquier pendejada que se me atraviesa)

En defensa del silencio

Si lo que vas a decir no es mejor que el silencio, calla.

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Maiakovski dice:
Antes creía
Que los libros se hacían de este modo:
Llegaba el poeta, entreabría fácilmente los labios
Y al momento comenzaba a cantar el simplón inspirado
¡ahí les va!
Pero resulta
Que antes de que se comience a cantar
Caminan largo rato, les salen callos de tanto fermentarse,
Y en silencio chapotea en el limo del alma
El tonto pez de la imaginación.
Y mientras hierven, revolviendo rimas
Cierto guiso de amor y ruiseñores,
la calle se retuerce atrofiada, sin lengua,
Sin tener con que gritar ni conversar.


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En el silencio no siempre hay vació, en la ausencia de palabra no habita siempre la derrota.
El callar no envilece, hay momentos para el canto, para la vida. Hay momentos para el recato, el luto y el silencio.
Ser quedo, plano, poroso, luego explotarás, luego...


Cid recatado

Confesión

A Cambero

Sin residuos de luna en las pupilas, más bien enfundando monedas y palabras académicas, cúmulo de todo lo necesario para la transacción infernal en el mundo de los vivos, he olvidado mi origen en el pasador de una corbata, bajo la capa pulcra de mis zapatos chorreantes de brillo y en el tenedor puntual sacado apenas del abismo de una jornada laboral.

Me culpo de aplacar tempestades, de ser una calcomanía del día anterior, de hablar en voz baja y viajar silencioso, amedrentado y triste en el transporte público, agachada la cabeza para no mirar la vida que corre al otro lado de la ventanilla.

Sigo siendo aquel muchacho soñador
Que observaba las estrellas
Sigo siendo aquel muchacho soñador
Pero no las veo tan bellas

Sir Johansen

constante - cortada ó cortada - constante

Sigo siendo como ayer, ingenuo subversivo, de razones que dicta ese escrúpulo grande y miserable que llamamos corazón.


Sigo siendo ese arrepentido de razón, protagonista devorado por cotidianas frases como un examen, un laburo o el amor.


Sigo siendo poca letra, poco verso y alquimista refugiado en el callado que esta noche, no ha optado por recuerdo y sí por una espera.


Uc, desfasado de correspondencias, réplicas, defensas, poéticas, pero de no de esperas...